2024 05 30 Dr. Felix Tomé2024 05 30 Dr. Felix Tomé
  • Según el trabajo, los pacientes con fibromialgia presentan menor disminución de la intensidad del dolor, mayor limitación funcional y discapacidad y menor satisfacción que los pacientes sin fibromialgia después de recibir el tratamiento
  • El dolor lumbar crónico nace en la zona lumbar baja y persiste en el tiempo, y suele surgir a partir de los 40 años por la degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones posteriores, representando la principal causa de absentismo laboral y de consulta en los servicios de Cirugía Ortopédica y Traumatología
  • La infiltración es uno de los escalones finales en el tratamiento conservador de esta patología, y sus peores resultados entre los pacientes con fibromialgia deben ser tenidos en cuenta a la hora de valorar la indicación de procedimientos invasivos

Los pacientes con fibromialgia responden peor al tratamiento por infiltración del dolor lumbar crónico. Así lo muestra un estudio liderado por el Dr. Félix Tomé Bermejo, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario General de VillalbaEste enlace se abrirá en una ventana nueva -hospital público de la Comunidad de Madrid- y realizado por especialistas de este centro y de la Fundación Jiménez Díaz que acaba de ser presentado en el 38º Congreso Nacional de la Sociedad Española de la Columna Vertebral (GEER), que se está celebrando en Málaga. En concreto, y según esta investigación, los pacientes con fibromialgia que se someten a infiltración presentan, frente a los que no la sufren, menor disminución de la intensidad del dolor, mayor limitación funcional y discapacidad y menor satisfacción.

El dolor lumbar crónico es un dolor que nace en la zona lumbar baja y persiste en el tiempo, y suele surgir a partir de los 40 años por la degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones posteriores, representando la principal causa de absentismo laboral y de consulta en los servicios de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Tanto es así, que se estima que el 80 por ciento de la población padece al menos un episodio de dolor lumbar a lo largo de su vida, y, por ello, estos episodios constituyen el segundo motivo de las visitas a Atención Primaria.

La infiltración es uno de los escalones finales en el tratamiento conservador de esta patología, que se inicia con medidas de higiene postural, pérdida de peso, utilización de fajas y corsés, ejercicios para estabilizar la columna lumbar, masajes y fuentes de calor, antiinflamatorios tanto no esteroideos como corticoesteroides, así como analgésicos y relajantes musculares en los periodos de reagudización del dolor. Cuando todas estas medidas no son suficientes, el siguiente paso son las infiltraciones, y el objetivo del estudio presentado en Málaga, sobre una muestra de 253 pacientes, ha sido comparar la eficacia, en pacientes con y sin fibromialgia, del tratamiento del dolor lumbar crónico mediante infiltración esteroidea epidural guiada por fluoroscopia, valorando tanto el alivio del dolor como la discapacidad asociada.

La fibromialgia es un trastorno caracterizado por dolor musculo-esquelético generalizado, problemas de sueño, memoria y estado de ánimo, y ya se conocía que los pacientes que la sufren presentan peor respuesta al tratamiento de algunas patologías musculoesqueléticas degenerativas como artroplastia de rodilla, síndrome del túnel del carpo o artrodesis lumbar.

El estudio presentado en el congreso de la GEER, donde medio millar de especialistas están poniendo en común y debatiendo sobre casi un centenar de investigaciones acerca de las patologías de la columna y sus procesos quirúrgicos, revela que el padecimiento de la fibromialgia condiciona los resultados del tratamiento con infiltración del dolor lumbar crónico, traduciéndose en una menor disminución del grado discapacidad, peor opinión subjetiva sobre la mejoría de la sintomatología, y peor valoración de satisfacción con el tratamiento recibido, hasta el punto de que tan sólo cuatro de cada diez pacientes con fibromialgia volverían a someterse al tratamiento, un porcentaje muy escaso en comparación con el 94 por ciento de los pacientes sin fibromialgia que sí desearía someterse de nuevo al mismo tratamiento.

A la vista de estos resultados, los investigadores señalan la necesidad de valorar bien la indicación de procedimientos invasivos en este tipo de pacientes, "teniendo en cuenta la peor respuesta que podrían presentar". Concretamente, argumentan que la utilidad clínica de los procedimientos intervencionistas en pacientes con fibromialgia debe evaluarse cuidadosamente y se debe considerar un tratamiento específico para la fibromialgia antes de emprender una infiltración o cualquier tipo de intervención.

38º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Columna Vertebral

Los pormenores de este estudio han sido presentados en el 38º congreso de la GEER, la cita española más importante en torno al diagnóstico, abordaje y tratamiento de las patologías de la columna vertebral, que crecen preocupantemente entre toda la población y particularmente entre los jóvenes, impulsadas por la obesidad, el sedentarismo y los cambios posturales asociados a las pantallas y el uso continuo de los móviles. Los especialistas asistentes al congreso han debatido sobre cómo hacer frente a esta epidemia silenciosa y presentarán y discutirán los principales avances e investigaciones acerca de estas patologías y sus procesos quirúrgicos.

Durante el congreso se han presentado casi un centenar de trabajos de investigación, que permitirán el intercambio de experiencias clínicas entre los distintos profesionales que se dedican a la valoración y tratamiento de los pacientes con problemas en la columna vertebral. Los mencionados trabajos abordan patologías tan diversas como la escoliosis idiopática, la curvatura de la espalda de origen desconocido que afecta al 2-3 por ciento de los adolescentes entre 10 y 16 años, la hernia de disco, que se estima puede ser diagnosticada a lo largo de la vida hasta al 30-40 por ciento de la población y es muy común entre los 35 y los 55 años, la espondilitis anquilosante, que puede llegar a ser incapacitante y se manifiesta como dolor lumbar prolongado, o la estenosis de canal lumbar, un estrechamiento de los diámetros del canal lumbar asociado al envejecimiento, con una alta prevalencia entre mayores de 65 años y que suele precisar cirugía en tres de cada diez casos.